Mis amigos, como imaginan, muchos entre las profesión, cada cuál tratando de localizar al mejor cirujano que me atendiese. He de agradecerles tantos desvelos, aunque pasaban las horas y no tenía un cirujano asignado, un profesional al que plantear todas mis dudas y temores. Recibí visitas de distintos cirujanos, cada cuál con opiniones distintas sobre mi proceso; unas más alentadoras que otras.
Se cumplían las primeras 24 horas del ingreso, y francamente, mi estado empeoraba; me sentía débil, febril, dolorido y confuso. Y sobre todo, temeroso de mi suerte...pensaba en mis hijos, en mi esposa...Very sad.
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